domingo, 30 de mayo de 2010

FORMACIÓN: COMENTARIOS AL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO, FESTIVIDAD DE LA STMA. TRINIDAD

El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Jn 16,12,15

Jesús, en el discurso de despedida, nos asegura: "Cuando llegue El, el Espíritu de la Verdad, os guiará a la verdad plena”. “La verdad plena” no os una teoría. “La verdad plena” es Jesús, en e1 que se nos revela el rostro de Dios que es amor y comunión y que el ser humano solo se realiza creciendo en el amor y en la comunión.

“Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora”... Lo que Jesús quiere decir a sus discípulos es que su mensaje tiene horizontes que ellos no pueden vislumbrar todavía. Realmente el mensaje de Jesús es una fuente inagotable para todos nosotros. Hay mucho terreno inexplorado en “la verdad plena”, que es Jesús y que sólo se irá descubriendo en la medida en que el Espíritu nos lo vaya revelando. El texto dice que el Espíritu no hablará de lo suyo, ciertamente, el Espíritu no habla al margen de Jesús, sino que hace presente a Jesús en nuestra vida y en nuestros corazones; tampoco nosotros tendríamos que hablar “de lo nuestro”, sino escuchar su voz, la voz del Espíritu que nos conduce siempre por el camino de la verdad y del amor.

Hoy celebramos la fiesta de la Trinidad, es la fiesta del Misterio de Dios, que es Amor y comunión.
¿Qué significa el misterio de la Trinidad que hoy celebramos? Que el Dios en quien creemos y que se nos ha revelado en Jesús, no es un Dios solitario, sino que es un Dios, que es comunión, que es amor, un amor que se da, que se relaciona y que unifica. El misterio que hoy celebramos es un misterio de amor y de comunión entre Personas que no se reservan absolutamente nada para sí mismas. Como ha escrito L. Boff: “al Dios que está por encima de nosotros y que es nuestro origen, lo llamamos Padre; al Dios que está con nosotros y se hace compañero de camino, lo llamamos Hijo; y al Dios que habita nuestro interior, como entusiasmo y creatividad, lo llamamos Espíritu Santo”.
Creer en el Misterio de la Trinidad, es creer que la comunión y el amor entre los seres humanos es posible. La comunión es el dinamismo que rompe nuestro aislamiento, vence nuestra tendencia al narcisismo y posibilita el verdadero encuentro entre las personas. Es la comunión la que hace posible todo crecimiento auténtico. Nos realizamos en comunión y en relación. Es creer que el se humano, creado a imagen de Dios, se realiza en la medida en que se relaciona, se libera cuando se abre y crece cuando ama.

En el fondo de toda ternura, en el interior de todo encuentro amistoso, en la solidaridad desinteresada, en el deseo último de la sexualidad humana, en la entraña de todo amor, siempre hay este anhelo de comunión; detrás de todo, está este misterio de amor y de comunión que es Dios y que hoy celebramos. Vivir y realizarse es, en definitiva, entrar en este misterio de Dios que es comunión y es amor y dejar que esa Vida circule entre nosotros, entre todos los seres humanos. Siempre que sentimos necesidad de amar y ser amados, siempre que buscamos acoger y ser acogidos, cuando disfrutamos de una amistad que nos hace crecer, cuando sabemos dar y recibir, estamos celebrando el Misterio de la Trinidad, inscrito en lo profundo de nuestro corazón.

En lo más profundo de nosotros mismos, estamos habitados por esta Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, habitado por este Misterio de amor y de comunión. Hoy estamos invitados a tomar conciencia de que nunca estamos solos, hay una compañía, allí donde nos parece que estamos solos... Estamos habitados por el Misterio de una Presencia íntima, una Presencia que es Amor...

En esta Fiesta, de la Trinidad, tenemos que recordar que la crisis de nuestra civilización occidental y de nuestro mundo actual sólo tiene salida por el camino del Amor, de la comunión y de la solidaridad entre todos los seres humanos.

Esta es la gran voz del Espíritu que estamos invitados a escuchar hoy: el amor y la solidaridad entre todos los seres humanos es el único camino que puede curar la herida de la pobreza del mundo y todas las heridas de la humanidad. ¿Cómo no encontrar apoyo y aliento en esta certeza profunda?.Sólo en la certeza profunda de su Presencia en lo intimo de nosotros mismos podremos avanzar por camino de una verdadera humanización.

Nos volvemos a ese Misterio de Dios para decirle: Padre, siempre encontramos un abrazo profundo en Ti que nos sostiene; nos confiamos a Ti, Jesús, Hijo único del Padre, Resucitado, presente en toda vida. Que tu Espíritu, que es amor, nos dé fuerzas para seguir avanzado en el camino de la comunión, del amor y de la esperanza.

Benjamín García Soriano.

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