La Hermandad irá progresivamente abandonando este blog y privilegiará las redes sociales, como el facebook y el tuenti (en tuenti, a través del Grupo Joven) para comunicar sus noticias. Únete a nosotros y podrás contemplar, por ejemplo, las fotos de la procesión del Corpus Christi del 26 de junio pasado ¡No tardes!
domingo, 31 de julio de 2011
jueves, 28 de julio de 2011
COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DECIMOCTAVO DOMINGO T.O, CICLO A
“Dadle vosotros de comer”. (Mt. 14, 13-21).
Esta es la respuesta de Jesús a los discípulos cuando ellos le proponen que despida a la gente. Los discípulos proponen una solución individualista. Que se arreglen como puedan, que cada cual se agencie su pan. Ante esta propuesta insolidaria, Jesús, les dice: “dadle vosotros de comer”. Es una propuesta de solidaridad y de generosidad. El “dar” que Jesús propone está en la línea del amor. Estas palabras de Jesús hoy, son para nosotros una invitación al amor y a la generosidad, una invitación a compartir.
En primer lugar, dice el Evangelio que “vio Jesús al gentío, le dio lástima y curó a los enfermos”. Tres verbos marcan esta intervención de Jesús: “vio, le dio lástima y curó”. El corazón de Jesús se estremece ante la indigencia humana. Jesús es la mirada de amor y de compasión de Dios sobre la humanidad y sobre cada uno de nosotros.
Jesús aparece lleno de bondad y solidaridad por quienes sufren alguna enfermedad o cansancio, por los agobiados y marginados. El no se limita a un mero sentimiento de compasión o lástima, sino que hace algo concreto a favor de los más necesitados... “Curó a los enfermos”.
Los discípulos hacen a Jesús una propuesta: “despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer”. ...
Naturalmente Jesús sabía que dar de comer a tanta gente era imposible. Parece ser que no entraba en los planes de aquella gente que había seguido a Jesús preocuparse por las necesidades de los demás. Además, no tenían dinero suficiente para comprar tanto pan ni donde comprarlo. Realmente, fue un “verdadero milagro” que un grupo tan numeroso compartiera hasta lograr que nadie pasara necesidad de alimento. Lo que Jesús nos enseña es que la solución está en el compartir y en la solidaridad.
El Reino de Dios que Jesús anuncia se revela en el compartir humano como expresión del amor de Dios a todos. Dios quiere que todos vivan y puedan alimentarse hasta saciarse.
Hoy, necesitamos escuchar de manera nueva las palabras de Jesús en el Evangelio: “dadle vosotros de comer”. Los discípulos, creen que no hay suficiente para todos, piensan que el problema del hambre se resolverá haciendo que la muchedumbre se vaya y “compre comida”. A ese “comprar”, regido por las leyes económicas, Jesús contrapone el dar generoso y gratuito: “dadle vosotros de comer”. Ellos replican: “no tenemos más que cinco panes y dos peces”. Y Jesús, entonces, les pide colaboración: “traédmelo”. Jesús pide la colaboración de sus discípulos en el cometido de saciar a la multitud hambrienta.
Actualmente, también Jesús solicita nuestra ayuda para suprimir el hambre existente en el mundo. Tenemos muy presente, en estos días, el drama del hambre en Somalia, Etiopía y Kenia. No dudemos en ofrecer nuestro apoyo, nuestra fuerza y nuestros propios bienes para proporcionar comida a los están hambrientos de la forma que sea.
El Evangelio continúa diciendo que Jesús “alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos”. De esta manera, con la acción de gracias, el pan se desvincula de sus poseedores para considerarlo don de Dios y repartirlo generosamente entre todos los que tienen hambre. Lo que Jesús hace es librar el pan de ese acaparamiento injusto, de ese afán posesivo que, a veces, nos domina. La mirada al cielo y la bendición son el reconocimiento de que Dios es el único dueño y que a Él hay que agradecer el don. Si nos liberamos de nuestra tendencia exagerada a poseer, el pan, imprescindible para la vida, llega a todos. El drama del hambre es hoy escandaloso porque en nuestro mundo hay recursos suficientes para todos.
Esta es la enseñanza profunda del Evangelio de este domingo. Cuando se libera la creación del egoísmo humano, hay de sobra para cubrir la necesidad de todos. Por eso, el Evangelio termina diciendo: “comieron todos hasta quedar satisfechos”.
La Eucaristía, que celebramos cada domingo, es memoria viva de Jesús que se partió y repartió. Al partirse y repartirse, hizo presente a Dios que es don total, amor sin límite. El pan que verdaderamente alimenta, no es el pan que se come, sino el pan que se da, que se entrega. Por eso, Jesús es el verdadero Pan de la vida: en Él se nos revela lo que es el verdadero Amor. Que podamos abrirnos a Él, que sacia nuestra hambre, más allá de todo deseo. Que renovemos la certeza profunda de que, a pesar de los desiertos de nuestro corazón y del aparente sin sentido que podamos atravesar, Él nos da sobreabundantemente. “Comieron todos hasta quedar saciados”. Él es la plenitud de nuestro corazón.
Hoy podemos volver nuestra mirada, como Jesús, al Padre de todos, para decirle: Gracias, Padre, por todo lo que nos has dado, ayúdanos a ser generosos y a compartir nuestros bienes. También podemos volvernos a Jesús para decirle: Tú, Señor Resucitado, has venido a saciar nuestra hambre de amor, de justicia y de paz.
Benjamín García Soriano
31 de Julio de 2011
Esta es la respuesta de Jesús a los discípulos cuando ellos le proponen que despida a la gente. Los discípulos proponen una solución individualista. Que se arreglen como puedan, que cada cual se agencie su pan. Ante esta propuesta insolidaria, Jesús, les dice: “dadle vosotros de comer”. Es una propuesta de solidaridad y de generosidad. El “dar” que Jesús propone está en la línea del amor. Estas palabras de Jesús hoy, son para nosotros una invitación al amor y a la generosidad, una invitación a compartir.
En primer lugar, dice el Evangelio que “vio Jesús al gentío, le dio lástima y curó a los enfermos”. Tres verbos marcan esta intervención de Jesús: “vio, le dio lástima y curó”. El corazón de Jesús se estremece ante la indigencia humana. Jesús es la mirada de amor y de compasión de Dios sobre la humanidad y sobre cada uno de nosotros.
Jesús aparece lleno de bondad y solidaridad por quienes sufren alguna enfermedad o cansancio, por los agobiados y marginados. El no se limita a un mero sentimiento de compasión o lástima, sino que hace algo concreto a favor de los más necesitados... “Curó a los enfermos”.
Los discípulos hacen a Jesús una propuesta: “despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer”. ...
Naturalmente Jesús sabía que dar de comer a tanta gente era imposible. Parece ser que no entraba en los planes de aquella gente que había seguido a Jesús preocuparse por las necesidades de los demás. Además, no tenían dinero suficiente para comprar tanto pan ni donde comprarlo. Realmente, fue un “verdadero milagro” que un grupo tan numeroso compartiera hasta lograr que nadie pasara necesidad de alimento. Lo que Jesús nos enseña es que la solución está en el compartir y en la solidaridad.
El Reino de Dios que Jesús anuncia se revela en el compartir humano como expresión del amor de Dios a todos. Dios quiere que todos vivan y puedan alimentarse hasta saciarse.
Hoy, necesitamos escuchar de manera nueva las palabras de Jesús en el Evangelio: “dadle vosotros de comer”. Los discípulos, creen que no hay suficiente para todos, piensan que el problema del hambre se resolverá haciendo que la muchedumbre se vaya y “compre comida”. A ese “comprar”, regido por las leyes económicas, Jesús contrapone el dar generoso y gratuito: “dadle vosotros de comer”. Ellos replican: “no tenemos más que cinco panes y dos peces”. Y Jesús, entonces, les pide colaboración: “traédmelo”. Jesús pide la colaboración de sus discípulos en el cometido de saciar a la multitud hambrienta.
Actualmente, también Jesús solicita nuestra ayuda para suprimir el hambre existente en el mundo. Tenemos muy presente, en estos días, el drama del hambre en Somalia, Etiopía y Kenia. No dudemos en ofrecer nuestro apoyo, nuestra fuerza y nuestros propios bienes para proporcionar comida a los están hambrientos de la forma que sea.
El Evangelio continúa diciendo que Jesús “alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos”. De esta manera, con la acción de gracias, el pan se desvincula de sus poseedores para considerarlo don de Dios y repartirlo generosamente entre todos los que tienen hambre. Lo que Jesús hace es librar el pan de ese acaparamiento injusto, de ese afán posesivo que, a veces, nos domina. La mirada al cielo y la bendición son el reconocimiento de que Dios es el único dueño y que a Él hay que agradecer el don. Si nos liberamos de nuestra tendencia exagerada a poseer, el pan, imprescindible para la vida, llega a todos. El drama del hambre es hoy escandaloso porque en nuestro mundo hay recursos suficientes para todos.
Esta es la enseñanza profunda del Evangelio de este domingo. Cuando se libera la creación del egoísmo humano, hay de sobra para cubrir la necesidad de todos. Por eso, el Evangelio termina diciendo: “comieron todos hasta quedar satisfechos”.
La Eucaristía, que celebramos cada domingo, es memoria viva de Jesús que se partió y repartió. Al partirse y repartirse, hizo presente a Dios que es don total, amor sin límite. El pan que verdaderamente alimenta, no es el pan que se come, sino el pan que se da, que se entrega. Por eso, Jesús es el verdadero Pan de la vida: en Él se nos revela lo que es el verdadero Amor. Que podamos abrirnos a Él, que sacia nuestra hambre, más allá de todo deseo. Que renovemos la certeza profunda de que, a pesar de los desiertos de nuestro corazón y del aparente sin sentido que podamos atravesar, Él nos da sobreabundantemente. “Comieron todos hasta quedar saciados”. Él es la plenitud de nuestro corazón.
Hoy podemos volver nuestra mirada, como Jesús, al Padre de todos, para decirle: Gracias, Padre, por todo lo que nos has dado, ayúdanos a ser generosos y a compartir nuestros bienes. También podemos volvernos a Jesús para decirle: Tú, Señor Resucitado, has venido a saciar nuestra hambre de amor, de justicia y de paz.
Benjamín García Soriano
31 de Julio de 2011
sábado, 23 de julio de 2011
ESTAMOS EN FACEBOOK
Hemos abierto nuestra página en FACEBOOK "Hermandad de la Agonía" (atención, hay otra como Agonía de Córdoba, con la foto del escudo de la Hermandad, que ya no está operativa)
Solicita la amistad y síguenos
martes, 19 de julio de 2011
viernes, 15 de julio de 2011
DON JORGE ES TRASLADADO A POZOBLANCO
Nuestro coadjutor Jorge Asensio ha sido nombrado párroco in solidum de San Sebastián, el las localidades cordobesas de Pozoblanco y Añora y de Santa Catalina (Fuente la Lancha).
Jorge ha estado con nosotros estos dos últimos años, ha celebrado su lustro como sacerdote en nuestra feligresía, ha trabajado junto al Grupo Joven y los confirmandos de nuestra Hermandad, hemos colaborado con él en la ornamentación del altar del Triduo Pascual cada añoy muchas actividades más. Muchas gracias Jorge por comprender y respetar nuestra manera de vivir la fe.
D. Antonio Palma León le sustituirá, siendo además capellán del monasterio de la Visitación (Salesas). Bienvenido a tu Hermandad, Antonio.
Así informa de la noticia la web Eclessia Digital:
Mons. Demetrio Fernández González, Obispo de la Diócesis de Córdoba, ha hecho los siguientes nombramientos:
CURIA DIOCESANA Y OTRAS INSTITUCIONES
D. José Gómez Gálvez y Dª Concepción Iglesias Ortíz: Delegados Diocesanos de Familia y Vida.
M.I. Sr. D. José Julio Martín Barba: Rector del Seminario Diocesano Misionero “Redemptoris Mater - Ntra. Sra. de la Fuensanta”.
Rvdo. Sr. D. Antonio Javier Reyes Guerrero: Director Adjunto de la Escuela Universitaria de Magisterio de la Iglesia “Sagrado Corazón”.
Rvdo. Sr. D. Juan Diego Recio Moreno: Capellán del Hospital Universitario “Reina Sofía”.
Rvdo. Sr. D. Juan Carlos Valsera Cuevas: Capellán del Hospital Universitario “Reina Sofía”.
VICARIA DE LA CIUDAD
Ilmo. Sr. D. Francisco Jesús Orozco Mengíbar: Capellán de las Esclavas del Sagrado Corazón.
Rvdo. Sr. D. Juan Diego Recio Moreno: Párroco Ntra. Sra. del Rosario y Santa Beatriz de Silva.
Rvdo. Sr. D. Valerio Molina García: Párroco in solidum (Moderador) de Ntra. Sra. de Linares.
Rvdo. Sr. D. Manuel Vida Ruiz: Párroco in solidum de Ntra. Sra. de Linares.
Rvdo. Sr. D. Miguel Varona Villar: Párroco de San Pelagio Mártir.
Rvdo. Sr. D. Pablo Calvo del Pozo: Párroco de San Andrés Apóstol.
Rvdo. P. Agustín Gil Fernández, SS.E.: Párroco de San Vicente Ferrer.
Rvdo. P. Andrés García Rodríguez, C.M.F.: Párroco in solidum (Moderador) del Inmaculado Corazón de María y San Antonio Mª Claret.
Rvdo. P. Ventura Tejero Díez, C.M.F.: Párroco in solidum del Inmaculado Corazón de María y San Antonio Mª Claret.
Rvdo. P. Miguel Enrique de Castro Pastor, S.J.: Vicario parroquial de San Miguel Arcángel.
Rvdo. Sr. D. Manuel Rodríguez Adame: Vicario parroquial de Santa Teresa de Ávila.
Rvdo. Sr. D. Juan Carlos Valsera Cuevas: Vicario parroquial del Beato Álvaro de Córdoba y Capellán del Convento de Santa Ana.
Rvdo. Sr. D. Antonio Palma León: Vicario parroquial de Santa Victoria y Capellán del Monasterio de la Visitación (Salesas).
Rvdo. P. Benito Medina Carpintero, O.P.: Vicario parroquial de Ntro. Sr. del Huerto de los Olivos y Virgen del Camino.
Rvdo. Sr. D. Antonio Ruiz Gómez: Adscrito a la Parroquia de las Santas Margaritas.
VICARIA DE LA CAMPIÑA
Ilmo. Sr. D. Jesús Poyato Varo: Párroco de San Mateo Apóstol de Lucena.
Rvdo. Sr. D. Miguel Morilla Rodríguez: Vicario parroquial de San Mateo Apóstol de Lucena y Capellán del Convento de San Martín de las RR. MM. Agustinas Recoletas de Lucena.
Rvdo. Sr. D. Francisco de Asís Roldán Alba: Párroco de Santiago Apóstol de Lucena.
Rvdo. P. Emiliano Nguema Nguema Mbugu: Párroco Ntra. Sra. de la Expectación de Encinas Reales y encargado de la Aldea de Vadofresno.
Rvdo. Sr. D. José Priego León: Párroco de Ntra. Sra. de la Asunción de Montemayor.
Rvdo. Sr. D. Ángel Lara Merino: Párroco de Santa Marina de Aguas Santas y de La Vera Cruz de Fernán Núñez.
Rvdo. Sr. D. Rafael Serrano Ortíz: Párroco de Ntra. Sra. del Carmen de El Higueral, de Ntra. Sra. del Carmen de Las Lagunillas y de Ntra. Sra. del Carmen de El Esparragal.
Rvdo. Sr. D. Rafael Gabriel Castro Flores: Párroco de San Mateo de Monturque y de San Antonio de Padua de Huertas Bajas.
Rvdo. Sr. D. Jesús Criado Caballero: Párroco de Ntra. Sra. de los Remedios de Zuheros.
Rvdo. Sr. D. José Antonio Gallego Gordillo: Vicario parroquial Ntra. Sra. del Carmen, de Santa María del Soterraño y del Santísimo Cristo de la Salud de Aguilar de la Frontera.
Rvdo. Sr. D. José Almedina Polonio: Administrador parroquial de Santiago Apóstol de Montilla.
Rvdo. Sr. D. Miguel Ángel Raigón Rodríguez: adscrito a la Parroquia de Santiago Apóstol de Montilla y Capellán del Monasterio de Santa Clara de Montilla.
Rvdo. Sr. D. Enrique Díaz Oria: Capellán de la Residencia de Ancianos “Fundación Mármol” de Priego de Córdoba.
VICARIA DE LA SIERRA
Rvdo. Sr. D. Aníbal Miller Cantero Rojas: Párroco in solidum (Moderador) de San Sebastián de Pozoblanco, de San Sebastián de Añora y de Santa Catalina de Fuente la Lancha.
Rvdo. Sr. D. Jorge Antonio Asensio Salas Párroco in solidum de San Sebastián de Pozoblanco, de San Sebastián de Añora y de Santa Catalina de Fuente la Lancha.
Rvdo. Sr. D. Jesús Enrique Aranda Cano: Párroco de Ntra. Sra. de la Anunciación de Belmez y de Ntra. Sra. de los Reyes de El Hoyo.
VICARIA DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR
Rvdo. Sr. D. Francisco José Delgado Alonso: Párroco de Santa María de las Flores de Hornachuelos, de San Isidro Labrador de Mesas de Guadalora, de San Isidro Labrador de Céspedes y de San Francisco de Asís de Bembézar.
Rvdo. Sr. D. Antonio Rufs Ariza: Párroco de Ntra. Sra. de Gracia de Guadalcázar y Ntra. Sra. de los Ángeles de Las Pinedas y encargado de la Chica Carlota.
Rvdo. Sr. D. Héctor J. Sánchez Pérez: Párroco in solidum de La Inmaculada de Fuente Palmera y Párroco in solidum de Ntra. Sra. de Guadalupe de Fuente Carreteros.
DESTINO FUERA DE LA DIÓCESIS
Rvdo. Sr. D. Francisco Javier Martínez Uriarte: Rector Seminario “Redemptoris Mater” de Burgos.
Rvdo. Sr. D. David Rodríguez González: Sacerdote para la familia en misión del Camino Neocatecumenal en Luxemburgo.
Fuente: http://www.revistaecclesia.com/content/view/27490/65/
FORMACIÓN: REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO DEL DECIMOSEXTO DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO
“Dejadlos crecer juntos hasta la siega”. (Mt. 13, 24-43).
Esta es la respuesta del sembrador a los obreros que preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Y él respondió: “dejadlos que crezca hasta la siega”. Esta respuesta es para nosotros también; en definitiva, es la respuesta de Jesús. Como si Jesús nos dijera: “Tened paciencia, sed tolerantes, no adelantéis el juicio...”
La parábola del “trigo y la cizaña” está enmarcada en un ambiente agrícola y el centro de atención está en la semilla sembrada y el resultado obtenido. En este caso, la dificultad viene del hecho de que en medio del trigo aparece también de forma inesperada la “cizaña”, que externamente se asemeja al trigo, pero que es en realidad, una mala hierba. Esta parábola nos manifiesta que el juicio no debe anticiparse, que los que trabajan al servicio del Reino tienen que evitar caer en las tentaciones integristas y excluyentes. Eso no quiere decir que nos crucemos de brazos ante la injusticia....
En nuestro mundo hay mucho trigo, pero también abunda la cizaña y esto pasa también en la Iglesia, en nuestras relaciones, en nuestra vida personal, pero ¿cuál debe ser nuestra actitud?, ¿arrancar la cizaña?, ¿escandalizarnos del mal?, ¿acusar a los otros?, ¿caer en el desánimo? Es muy peligrosa la actitud del todo o nada. En eso consiste el peligro del puritanismo y pesimismo.
Existe el trigo y existe la cizaña, pero la existencia de la cizaña no debe ser excusa para dejar de ser trigo.
¿Qué significa esta parábola? “Dejadlos crecer juntos hasta la siega”. En esta expresión está el mensaje central de la parábola. Jesús no reunió una comunidad de puros, sino que, su mensaje, se dirigía a los pecadores, y a todos, sin exclusión... Jesús es la misericordia de Dios para con el mundo. La parábola muestra que el Reino de Dios se hace presente en la ambigüedad de la Historia y en la ambigüedad de la vida de cada uno de nosotros y que, el comienzo de éste no supone la erradicación del mal. Hay que esperar hasta el final... Todos podemos transformarnos y mejorar nuestra vida. Necesitamos reafirmar nuestra fe y nuestra confianza en el ser humano y en sus posibilidades.
Frente a la impaciencia de los que no pueden ver juntos el bien y el mal, está la paciencia de Dios. Necesitamos aprender esa paciencia y esa tolerancia, para con nosotros mismos y para con los demás. No nos precipitemos en los juicios, no nos erijamos en jueces definitivos. Una cosa es una actitud sanamente crítica y otra son los juicios. El recurso fácil de dividir a las personas en buenas y malas no es ajustado a la realidad y vulnera los criterios del Reino. ¿Quién nos ha dado la exclusiva para etiquetar a las personas y las situaciones? ¿Quién nos da el derecho para juzgar a nadie? ¿Estamos tan seguros que en nuestras espigas no crecen también cizañas? Si en nuestra experiencia personal, si en la experiencia de nuestro propio camino personal somos conscientes de nuestras fragilidades y de las dosis de paciencia que necesitamos para con nosotros mismos ¿Por qué no ser también pacientes y comprensivos con los demás? Dios tiene paciencia con el trigo y también con la cizaña... Dios es amor y solo amor y “el amor disculpa sin límites, cree sin límites, aguanta sin límites...” El amor de Dios es un amor sin límites.
También hoy, en nuestro corazón y en nuestra sociedad, hay “muchas cizañas” que amenazan con ahogar el “trigo bueno” de cada día: la rutina que apaga una sed del Agua viva, esa sed se hace oscuridad, cuando debería ser luz que iluminara el camino hacia el pozo profundo que llevamos dentro, en nuestro corazón. A veces, nos enfangamos en “cisternas agrietadas” que no pueden retener el agua. El manantial de nuestro propio corazón se ha cegado con tantos sucedáneos, con tanta ansiosa búsqueda de algo o alguien que lo calme sin acertar a despejarlo para que brote el “surtidor” de la Vida que llevamos dentro. También la indiferencia que amenaza el amor comprometido, la ambición que destruye la justicia de nuestro mundo, el desprecio que envenena la bondad del corazón… Sin embargo, el creyente, inserto en esta sociedad, puede mirar el futuro con esperanza, guiado por el gozo de sentirse amado por Dios. Es la certeza más profunda que nos hace vivir nuestra vida con sentido.
Por eso, todavía, hoy podemos destacar una lección de esta parábola: estamos llamados a confiar en la fuerza del trigo, en la fuerza del bien, en la fuerza del “Espíritu que viene en ayuda de nuestra debilidad”... Por más cizaña que haya, el trigo sigue creciendo, nunca deja de crecer...
Después, el Evangelio continúa con dos breves parábolas más, que estimulan esta confianza: la del “grano de mostaza” que es pequeño pero que crece más alto que todas las hortalizas... y la de la “levadura” que casi desaparece escondida en la harina, pero que hace que la masa fermente y el grano de mostaza que es la semilla más pequeña y crece tanto... El Reino, y cada uno de nosotros, llevamos dentro un potencial de vida, de esperanza y de sentido.
Que lleguemos a ser fermento de humanidad en el corazón de este mundo. Que hoy podamos volvernos al Señor para decirle: Señor, tú que siembras en el campo del mundo y en el campo de cada uno de nosotros el trigo bueno del Amor y de la Vida, concédenos permanecer vigilantes durante la noche para no dejar que el enemigo esparza en nosotros la cizaña.
Benjamín García Soriano
Esta es la respuesta del sembrador a los obreros que preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Y él respondió: “dejadlos que crezca hasta la siega”. Esta respuesta es para nosotros también; en definitiva, es la respuesta de Jesús. Como si Jesús nos dijera: “Tened paciencia, sed tolerantes, no adelantéis el juicio...”
La parábola del “trigo y la cizaña” está enmarcada en un ambiente agrícola y el centro de atención está en la semilla sembrada y el resultado obtenido. En este caso, la dificultad viene del hecho de que en medio del trigo aparece también de forma inesperada la “cizaña”, que externamente se asemeja al trigo, pero que es en realidad, una mala hierba. Esta parábola nos manifiesta que el juicio no debe anticiparse, que los que trabajan al servicio del Reino tienen que evitar caer en las tentaciones integristas y excluyentes. Eso no quiere decir que nos crucemos de brazos ante la injusticia....
En nuestro mundo hay mucho trigo, pero también abunda la cizaña y esto pasa también en la Iglesia, en nuestras relaciones, en nuestra vida personal, pero ¿cuál debe ser nuestra actitud?, ¿arrancar la cizaña?, ¿escandalizarnos del mal?, ¿acusar a los otros?, ¿caer en el desánimo? Es muy peligrosa la actitud del todo o nada. En eso consiste el peligro del puritanismo y pesimismo.
Existe el trigo y existe la cizaña, pero la existencia de la cizaña no debe ser excusa para dejar de ser trigo.
¿Qué significa esta parábola? “Dejadlos crecer juntos hasta la siega”. En esta expresión está el mensaje central de la parábola. Jesús no reunió una comunidad de puros, sino que, su mensaje, se dirigía a los pecadores, y a todos, sin exclusión... Jesús es la misericordia de Dios para con el mundo. La parábola muestra que el Reino de Dios se hace presente en la ambigüedad de la Historia y en la ambigüedad de la vida de cada uno de nosotros y que, el comienzo de éste no supone la erradicación del mal. Hay que esperar hasta el final... Todos podemos transformarnos y mejorar nuestra vida. Necesitamos reafirmar nuestra fe y nuestra confianza en el ser humano y en sus posibilidades.
Frente a la impaciencia de los que no pueden ver juntos el bien y el mal, está la paciencia de Dios. Necesitamos aprender esa paciencia y esa tolerancia, para con nosotros mismos y para con los demás. No nos precipitemos en los juicios, no nos erijamos en jueces definitivos. Una cosa es una actitud sanamente crítica y otra son los juicios. El recurso fácil de dividir a las personas en buenas y malas no es ajustado a la realidad y vulnera los criterios del Reino. ¿Quién nos ha dado la exclusiva para etiquetar a las personas y las situaciones? ¿Quién nos da el derecho para juzgar a nadie? ¿Estamos tan seguros que en nuestras espigas no crecen también cizañas? Si en nuestra experiencia personal, si en la experiencia de nuestro propio camino personal somos conscientes de nuestras fragilidades y de las dosis de paciencia que necesitamos para con nosotros mismos ¿Por qué no ser también pacientes y comprensivos con los demás? Dios tiene paciencia con el trigo y también con la cizaña... Dios es amor y solo amor y “el amor disculpa sin límites, cree sin límites, aguanta sin límites...” El amor de Dios es un amor sin límites.
También hoy, en nuestro corazón y en nuestra sociedad, hay “muchas cizañas” que amenazan con ahogar el “trigo bueno” de cada día: la rutina que apaga una sed del Agua viva, esa sed se hace oscuridad, cuando debería ser luz que iluminara el camino hacia el pozo profundo que llevamos dentro, en nuestro corazón. A veces, nos enfangamos en “cisternas agrietadas” que no pueden retener el agua. El manantial de nuestro propio corazón se ha cegado con tantos sucedáneos, con tanta ansiosa búsqueda de algo o alguien que lo calme sin acertar a despejarlo para que brote el “surtidor” de la Vida que llevamos dentro. También la indiferencia que amenaza el amor comprometido, la ambición que destruye la justicia de nuestro mundo, el desprecio que envenena la bondad del corazón… Sin embargo, el creyente, inserto en esta sociedad, puede mirar el futuro con esperanza, guiado por el gozo de sentirse amado por Dios. Es la certeza más profunda que nos hace vivir nuestra vida con sentido.
Por eso, todavía, hoy podemos destacar una lección de esta parábola: estamos llamados a confiar en la fuerza del trigo, en la fuerza del bien, en la fuerza del “Espíritu que viene en ayuda de nuestra debilidad”... Por más cizaña que haya, el trigo sigue creciendo, nunca deja de crecer...
Después, el Evangelio continúa con dos breves parábolas más, que estimulan esta confianza: la del “grano de mostaza” que es pequeño pero que crece más alto que todas las hortalizas... y la de la “levadura” que casi desaparece escondida en la harina, pero que hace que la masa fermente y el grano de mostaza que es la semilla más pequeña y crece tanto... El Reino, y cada uno de nosotros, llevamos dentro un potencial de vida, de esperanza y de sentido.
Que lleguemos a ser fermento de humanidad en el corazón de este mundo. Que hoy podamos volvernos al Señor para decirle: Señor, tú que siembras en el campo del mundo y en el campo de cada uno de nosotros el trigo bueno del Amor y de la Vida, concédenos permanecer vigilantes durante la noche para no dejar que el enemigo esparza en nosotros la cizaña.
Benjamín García Soriano
jueves, 14 de julio de 2011
FALLECE RICARDO GÓMEZ PORRAS
Con mucho pesar os comunicamos el fallecimiento de nuestro hermano en Cristo Ricardo Gómez Porras, Hermano Mayor de la Hermandad de la Buena Muerte.
Persona alegre y bondadosa, Ricardo ha luchado hasta el último minuto para ganar la batalla contra la muerte, pero Dios lo ha llamado para disfrutar de su Reino, donde seguro que está disfrutando junto a todos los que nos han precedido en esta vida, y bajo la protección de Nuestra Señora Reina de los Mártires.
La misa por su eterno descanso se celebrará mañana viernes 15 de julio en la Real Colegiata de San Hipólito a las 10.00 horas.
Descansa en paz, hermano.
domingo, 3 de julio de 2011
DONACIÓN DE SANGRE EL MARTES 5 DE JULIO
Queridos hermanos y hermanas,
Sólo recordaros que el próximo martes día 5 de julio, el equipo móvil del C.R.T.S., estará en los salones parroquiales del Barrio, de 18.30 a 22.00 horas, para la colecta de sangre.
Todas las personas con edades comprendidas entre los 18 y 65 años, sanas y con más de 50 kg de peso están invitadas a este acto tan altruista.
Más información en http://donantescordoba.org
Un abrazo,
El Cabildo de Oficiales
Suscribirse a:
Entradas (Atom)